martes, 23 de mayo de 2017

Terapia génica

Las enfermedades genéticas son muy graves y problemáticas. Un ejemplo claro es el Síndrome de Down, que provoca una degenaración progresiva en el individuo afectado hasta causarle la muerte a una temprana edad, generalmente la adolescencia. Sin embargo, para estas enfermedades no existe cura hoy en día, sólo tratamientos que pretenden mejorar la calidad de vida de los pacientes. Por esto surge la terapia génica, que consiste en introducir genes específicos en las células para sustituir a los genes defectuosos, que son la causa de las enfermedades genéticas. Esta terapia parece ser la mejor alternativa ya que va directamente a la raíz del problema.

La terapia génica se puede aplicar mediante diferentes estrategias:
  • Estrategia Ex-vivo: Consiste en extraer las células que debemos reparar de un paciente, repararlas en el laboratorio y volverlas a reimplantar en el organismo del individuo en cuestión.
  • Estrategia In-situ: Consiste en introducir el gen reparador directamente en el propio órgano defectuoso del individuo.
  • Estrategia In-vivo: Consiste en administrar directamente al paciente el gen corrector para que este alcance el punto a tratar.





Pero como todo en la ciencia, la terapia génica, además de las ventajas anteriormente nombradas, también presenta una seria de incovenientes. El más destacable de ellos es la posibilidad de producir tumores en los pacientes, generando la formación de procesos cancerígenos. Otra desventaja también es el alto coste de esta terapia. Y desde un punto ético también presenta un inconveniente, que desde mi punto de vista es el más importante. La terapia génica sólo debería ser aplicada para tratar a pacientes con determinadas enfermedades genéticas poco comunes, y no como un instrumento para mejorar la genética del ser humano, mejorando caracterísitacas como la inteligencia o el aspecto físico.



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